Obesidad: ¿es la grasa el enemigo?
- Javier Sánchez et al.
- 13 oct 2017
- 7 Min. de lectura

¿Sabías que la grasa no es tan mala como te han contado? ¿Crees que el porcentaje de grasa corporal más saludable es cero? ¿Eres consciente de que cuatro de cada diez personas en nuestro mundo,según la OMS, son obesas? Si estas preguntas te han parecido interesantes, estás en el sitio correcto.(1)
Suele decirse que la obesidad está causada por un desequilibrio entre la ingesta de calorías y el gasto energético, es decir, comemos mal y nos movemos poco. Sin embargo, la obesidad es una enfermedad mucho más compleja y en la que intervienen muchos más factores. Si estuvieras pensando en adelgazar, ¿qué alimentos suprimirías de tu dieta? Probablemente hayas pensado en aquellos alimentos con mayor contenido en grasas. No obstante, y como veremos a continuación, la grasa no siempre es el enemigo.

Figura 1. Indice de masa corporal global para hombres y mujeres
Entre otras muchas funciones, los ácidos grasos (componentes muy importantes de nuestras grasas de reserva) son el combustible que utiliza el músculo y el corazón cuando estamos en reposo. Además, nuestro tejido graso tiene también un importante papel en la regulación hormonal y endocrinológica de nuestro organismo. Es nuestro tejido graso quien envía a nuestro cerebro aquellas señales que le avisan de que ya estamos saciados; en respuesta, nuestro cerebro pone fin a la sensación de hambre. Si quieres saber por qué las personas obesas, a pesar de tener más tejido adiposo, tienen también más sensación de hambre, pincha aquí para una información más completa. Ante una comida rica en grasas, nuestro tejido adiposo actúa también como almacén temporal de las mismas, hasta que nuestros músculos y demás tejidos tengan la necesidad de utilizarlas; si no tuviéramos tejido adiposo, estas grasas que hemos ingerido de manera repentina se acumularían en nuestros vasos sanguíneos con mayor facilidad. (2)
Entonces, ¿por qué la obesidad se caracteriza sobre todo por la acumulación de grasa en nuestro cuerpo? Principalmente, se debe a que la mejor manera de almacenar energía es esa, la grasa. De la misma forma que el aceite no se mezcla con el agua, la grasa tampoco lo hace, lo que facilita mucho el almacenamiento. Si quisiéramos almacenar cantidades equivalentes de energía, hacerlo como carbohidratos en lugar de como grasa supondría tener que utilizar una cantidad de masa seis veces mayor. De hecho, cuando ingerimos una cantidad muy alta de azúcares, gran parte de éstos se transforman en grasa, que es más fácil y eficiente de almacenar. (2)
También tenemos que diferenciar dos tipos de grasa: subcutánea y visceral. Aunque ambas son químicamente muy parecidas, no tienen la misma importancia en el desarrollo de las patologías relacionadas con la obesidad (y que casi todo el mundo conoce, como la diabetes tipo II o las enfermedades coronarias). La grasa subcutánea tiende a acumularse principalmente en la cintura y la zona de los muslos, siendo más frecuente en mujeres y teniendo efectos menos nocivos sobre la salud. Por su parte, la grasa visceral se caracteriza por el depósito de grasa en órganos internos como los riñones o el corazón y en la zona abdominal, y está más asociada al incremento del riesgo cardiovascular, siendo más frecuente en hombres. (3)

Figura 2. Tipos de tejidos adiposos y características
Como hemos dicho anteriormente, existe la creencia de que una de las mejores maneras para adelgazar consiste en hacer ejercicio, pues el deporte quema calorías y, por tanto, es una manera de disminuir las reservas de grasa. No obstante, existen ciertos estudios (4,5,6,7) que indican que el número total de calorías consumidas a lo largo del día apenas varía entre aquellos que llevan un estilo de vida sedentario y los que hacemos ejercicio de manera regular. Es decir, el ejercicio es beneficioso por muchos motivos, pero esos motivos no parecen incluir quemar más calorías. Entonces, si todos gastamos lo mismo pero no todos almacenamos lo mismo y solo almacenamos aquello que no consumimos, la respuesta a la actual pandemia de obesidad debe estar en lo que comemos y cuánto comemos. El estilo de vida occidental favorece la ingesta de comidas con altos contenidos de azúcares de manera sistemática (todos conocemos ejemplos de alimento altamente azucarados), y es la transformación de estos azúcares extra que no necesitamos en grasa lo que parece haber llevado a la obesidad, entre otras muchas causas. Os dejamos un vídeo donde se explica este fenómeno.
La conclusión de lo que acabamos de escribir podría ser aquello que oímos tanto y aplicamos tan poco: debemos cambiar nuestros hábitos de alimentación, comer más variado y no abusar de refrescos, bollería industrial e hidratos de carbono. Y aunque parece ser que el ejercicio no nos hace quemar calorías, no olvides que sigue teniendo muchos efectos beneficiosos, desde el fortalecimiento del corazón hasta lo divertido que es jugar al baloncesto (o tu deporte favorito).
Obesity: is fat the enemy?
Did you know that adipose fats are not as bad as you’ve always thought? Do you think the ideal body fat percentage is zero? Are you aware that four out of ten people on the planet suffer from obesity? If these questions seem interesting, you are at the correct website.
It is often said that obesity is a condition caused by an unbalanced diet and a sedentary lifestyle. However, obesity is a much more complex disease, with many more variables playing their role in it. If you were thinking about losing weight, what foods would you take away from your current diet? There’s a high chance you’ve named those with a higher fat content. Nevertheless, and as we’ll see right now, fat is not always our enemy.

Figure 1. Global body mass index inmen and women
Among other functions, the fatty acids (an essential part of our store fats) are the fuel used by both the muscle and the heart when we are not doing exercise. Moreover, our adipose tissue plays a key role in the hormonal and endocrine regulation of our body. Basically, it’s our adipose tissue the one who tells our brain we are already satiated; in response, our brain stops the hunger sensation. If you want to know why obese people, despite having more adipose tissue have greater hunger sensations, click here for more detailed information. When we uptake any food rich in fats, our adipose tissue acts as a temporary storage for these fats, until our muscles and other tissues need to use them; in case we didn’t have any adipose tissue, these sudden fats ingested would have a higher chance of accumulating in our blood vessels. (2)
So, why is fat accumulation the major characteristic of obesity? Mainly, it is due because fat is the most efficient way of storing up energy. Just in the same way oil will not mix with water, neither will fat, and this feature makes its storing much easier. If you were to store this energy as carbohydrates, for instance, you would need six times more mass than you actually do when you store it as fats. In fact, when we intake a lot of carbohydrates and sugars, many of them are turned into fats by our body, as its storage is more efficient. (2)
We also need to differentiate two types of fat: subcutaneous and visceral. Even though both are chemically very similar, they do not play the same role when it comes to the development of several pathologies related to obesity (the most known are type II diabetes and coronary diseases). Subcutaneous fat tends to be accumulated in the hips and thighs, it’s most common in women and its effects are less harmful for our health. In opposition, visceral fat is found in internal organs such as the kidneys and the heart and in the abdominal zone, and it is correlated with an increase in the risk of developing cardiovascular diseases, being more common in men. (3)

Figure 2. Types of adipose tissue and characteristics
Como hemos dicho anteriormente, existe la creencia de que una de las mejores maneras para adelgazar consiste en hacer ejercicio, pues el deporte quema calorías y, por tanto, es una manera de disminuir las reservas de grasa. No obstante, existen ciertos estudios (4,5,6,7) que indican que el número total de calorías consumidas a lo largo del día apenas varía entre aquellos que llevan un estilo de vida sedentario y los que hacemos ejercicio de manera regular. Es decir, el ejercicio es beneficioso por muchos motivos, pero esos motivos no parecen incluir quemar más calorías. Entonces, si todos gastamos lo mismo pero no todos almacenamos lo mismo y solo almacenamos aquello que no consumimos, la respuesta a la actual pandemia de obesidad debe estar en lo que comemos y cuánto comemos. El estilo de vida occidental favorece la ingesta de comidas con altos contenidos de azúcares de manera sistemática (todos conocemos ejemplos de alimento altamente azucarados), y es la transformación de estos azúcares extra que no necesitamos en grasa lo que parece haber llevado a la obesidad, entre otras muchas causas. Os dejamos un vídeo donde se explica este fenómeno.
La conclusión de lo que acabamos de escribir podría ser aquello que oímos tanto y aplicamos tan poco: debemos cambiar nuestros hábitos de alimentación, comer más variado y no abusar de refrescos, bollería industrial e hidratos de carbono. Y aunque parece ser que el ejercicio no nos hace quemar calorías, no olvides que sigue teniendo muchos efectos beneficiosos, desde el fortalecimiento del corazón hasta lo divertido que es jugar al baloncesto (o tu deporte favorito).
(2) D. L. Nelson y M. M. Cox, eds. Lehninger (2014) Principios de Bioquímica, 6ª ed., Ediciones Omega.
(3) Matsuzawa Y. et al. (1997) Pathophysiology and pathogenesis of visceral fat obesity. Obesity: a research journal .
(5) Pontzer H. et al. (2016) Constrained total energy expenditure and metabolic adaptation to physical activity in adult humans. Curr Biol
(7) Sacks F. et al. (2009) Comparison of Weight-Loss Diets with Different Compositions of at, Protein, and Carbohydrates N English J Med
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